VAMOS A SEGUIR SIN HACER NADA PARA EVITAR LOS INCENDIOS EN LAS RESERVAS FORESTALES
Ha transcurrido casi una semana y aún no se pudo extinguir totalmente el fuego en la Reserva de Punta Lara y parte de la Selva Marginal de Hudson (en las cercanías del arroyo Pereyra). Son más de 1000 hectáreas que fueron arrasadas por el fuego.
Ya el año pasado había sucedido un fenómeno similar, en la misma región. Los fuertes calores sostenidos, la falta de lluvia y las características de los mismos pantanales que al secarse producen altas temperaturas, son la mayoría de las veces generadores de estos incendios. Todos fenómenos naturales consecuencias de un ya perceptible cambio climático.
Nos preguntamos, porque siendo tanto la reserva de Punta Lara y su continuación la Selva Marginal (componentes del mismo relicto de la selva paranaense) un lugar especial, reserva de biodiversidad única en la región y un pulmón verde de enorme trascendencia, según declaraciones de los propios funcionarios. Teniendo esta importancia, ¿no es hora de crear algunos mecanismos permanentes de alerta temprana?, que se adelanten a los incendios. Un sistema de aviso que permita evitarlos o al menos su extinción inmediata, antes que se expandan.
Solo se conocen consejos necesarios para evitar la imprudencia de la gente, muchas veces responsables de los incendios, pero así como hay desarrollado un gran negocio para evitar incendios civiles o industriales seguramente habrá o podrá crearse un sistema de alerta temprana para los incendios forestales que arrasan miles de hectáreas por año en todo el país. Quizás la suficiente presencia de guardianes permanentes en estos lugares podría llegar a ser una alternativa, usada en muchos lugares del mundo.
Sin lugar a dudas también contribuiría una legislación clara y evitar la intervención comercial del hombre en estas regiones sea tanto en la modificación de los pequeños arroyos internos, como seguramente en la canalización de los arroyos principales.
No basta con el esfuerzo de un grupo de guardaparques, bomberos y voluntarios que actúan cada vez que se producen los incendios. El objetivo debería ser limitar al mínimo los riesgos en todas las reservas naturales, bosques y espacios verdes.
