La electrificación del Roca: una obra marcada por la corrupción, la inseguridad y la improvisación
Después de varios anuncios fallidos podría ser que el sábado 11 de junio se complete la segunda parte del primer tramo de la electrificación del Roca y los trenes lleguen hasta Berazategui. Cuando culminarán la obra hasta La Plata es un verdadero misterio.
La resistencia de los vecinos de Quilmes O., que habitan en la zona de la playa de carga donde se proyecta la construcción de la Subestación eléctrica (SEE) –calle Triunvirato y alrededores-, ya había demostrado que la electrificación del Roca es una obra marcada por la corrupción, la inseguridad y la improvisación.
Ya desde ese momento no hubo del gobierno de turno ninguna explicación coherente de los motivos de porque la SEE debe estar en el lugar asignado. Tal era el grado de improvisación que ante la menor presión no se opusieron a reubicarla dentro del mismo predio. Ya quedaba claro que había un apuro electoral, la presidenta debía inaugurar la tan esperada obra ante de las elecciones presidenciales y el Ministro Randazzo quería sumar puntos para una candidatura que luego, por cuestiones internas, no pudo ser.
Por aquellos meses del año pasado no pudieron explicar porque la Subestación no podría instalarse en Pereyra, lugar donde el electromagnetismo no afectaría a la salud de la gente, posibilidad que en la reunión realizada en el Ministerio del Interior ya habíamos demostrado. Apenas si amagaron una explicación de que debían ubicarla en un lugar que les permitiera abastecer de energía a todo el tramo. Hoy resulta que en conversaciones privadas algún ex funcionario reconoce que el motivo era solo económico y que incluso Hudson o Pereyra hasta podría ser un mejor lugar atento a la electrificación del ramal Varela-La Plata.
De cualquier manera la SEE aún no se empezó a ejecutar cuando tenía que estar terminada en el mes de octubre del 2015. Aparentemente con la construcción de una planta de generación eléctrica en Don Bosco “sería suficiente” para llegar hasta Berazategui. Una vez más primaron los aspectos económicos sobre la salud de la gente.
De a poco, pero sin tener en cuenta los temas de contaminación electromagnética, van avanzando. En marzo hasta Quilmes y en junio a Berazategui. Aunque terminar todo el trazado hasta La Plata parece no figurar en los planes inmediatos. Hasta se habla de volver a utilizar las viejas formaciones diesel.
Aunque es justo que los vecinos del sur bonaerense se alegren por recuperar su principal medio de transporte, no está demás recordar que el funcionamiento del Ferrocarril Roca esta suspendido desde el mes de septiembre del año pasado. Nueve meses donde no se avanzó con algunas obras fundamentales como la construcción de los andenes elevados definitivos – a pesar de que se suscribieron nuevos contratos para realizarlos- o no se avanzó con la construcción de la SEE en un lugar apropiado.
Hoy lo más riesgoso son los temas de seguridad. Los andenes provisorios son altamente peligrosos: la construcción es precaria, los pisos no son antideslizantes, son angostos, no tienen techos –aunque ya está todo armado para ser colocados-. Son los trabajadores ferroviarios los que deben velar por la seguridad, mientras la concesionaria se lleva los pesos.
Desde Dominico hasta Berazategui son más de 20 kilómetros de vías sin protección, el señalamiento sigue siendo mecánico, es decir accionado desde una cabina de señales y las barreras también son accionadas por un trabajador. El mismo y peligroso sistema de siempre. ¿Qué hay de las señales inteligentes y las barreras automáticas de primera generación.
Electrificación sin resolver bien, andenes sin resolver, protección sin resolver, señalización sin resolver y las viejas barreras que dependen de la pericia de los trabajadores. Siempre esperamos un ferrocarril más digno, pero hoy sus usuarios corren un enorme peligro.