Jornada Mundial de lucha contra Monsanto

Monsanto fue fundada por el norteamericano John Francis Queeny, un químico de la industria farmacéutica, y lleva el nombre de soltera de su esposa Olga Méndez Monsanto. 

Monsanto es una proveedora de productos químicos para la agricultura, en su mayoría herbicidas, venenos y transgénicos. Entre sus productos más conocidos se encuentran el glifosato bajo la marca Roundup. 

La empresa de Francis Queeny se dedicó desde siempre a fabricar productos que dañan la salud humana. En la década de los 60 junto a Dow Chemical, -la empresa química más grandes el mundo-, Thompson chemical y otras fueron contratadas por el gobierno de Estados Unidos para producir un herbicida llamado “agente naranja” que utilizaron en Vietnam (fue el comienzo de la guerra química) con el fin de destruir la selva vietnamita y las cosechas, privando a los vietnamitas de alimento y de vegetación donde esconderse. Este potente químico causó entre la población vietnamita unos 400.000 muertos y unos 500.000 nacimientos de niños con malformaciones. En 1935 Monsanto absorbió a la Swann Chemical Company que comercializaba policloruro de bifenilo (PCB) desde 1927. 

En síntesis, esta empresa trasnacional está vinculada a la industria química y bélica. Es la responsable de la muerte de millones de personas y además en nuestro país Monsanto controla el 90% del mercado de semillas transgénicas y es dueña de numerosas empresas vinculadas a la producción de semillas hortícola. Así, ha ido colonizando nuestro suelo y nuestro “sistema alimentario”. 

El 25 de marzo de 1996, el secretario de Agricultura de Carlos Menem, Felipe Solá,  de manera rápida y luego de 81 días firmó la Resolución 167 que autorizaba la producción y comercialización de la soja transgénica con uso de Glifosato.  Esto se hizo basándose en informes en inglés que la misma Monsanto ofreció. La Comisión Nacional de Biotecnología (CONABIA) rápidamente dio el visto bueno. 

Hoy, 18 años después, tenemos aproximadamente el 60% de nuestras tierras sembradas con soja transgénica. Este sistema productivo requiere un uso indiscriminado de alrededor de 450 millones de litros de agrotóxicos por año que son vertidos al ambiente. 

Los promotores del modelo: empresas, gobierno y medios de comunicación han avanzado desconociendo las investigaciones científicas y denuncias sobre las graves consecuencias que los agrotóxicos han generado. 

En Monsanto reflejamos a otras empresas como Carghill, Dupont, Bayer o Syngenta, que forman parte del mismo modelo extractivista, que el gobierno nacional impulsa, permitiendo que se viole la ley de Bosques Nativos en beneficio del la patria sojera o recibe con los brazos abiertos la inversión de Monsanto para producir semilla transgenicas en la provincia de Córdoba. 

Para que el Gobierno pueda llevar adelante sus planes de incrementar la superficie sembrada aumentar la producción de soja y maíz transgénico, necesita si o si  incrementar los  violentos desalojos de comunidades campesinas e indígenas, continuar desmontando y destruyendo  ecosistemas  acrecentando así el saqueo de nuestros bienes comunes y violando la Constitución Nacional que en su artículo 41 plantea que los habitantes de este país (todos) tenemos derecho a vivir en un ambiente sano. 

«El glifosato, herbicida clave de la industria sojera, produce cáncer y malformaciones neuronales, cardíacas e intestinales», así lo afirma una investigación del Laboratorio de Embriología Molecular que estaba a cargo del inolvidable profesor Andrés Carrasco. 

Aquella investigación refutó la supuesta inocuidad del agroquímico y empezó a explicar las apariciones de enfermos de cáncer —en un número superior al normal— en distintas localidades de la Pampa Húmeda argentina donde aviones fumigando pasan muy cerca de las viviendas situadas al borde de las plantaciones. 

La lucha contra Monsanto, es la lucha por la vida, es la lucha en defensa de la Pacha Mama. Debe ser la lucha de todos contra esta y otras multinacionales. Es la lucha por un buen vivir en relación armónica con la naturaleza. Quien no lo entienda así e impulse los negocios Monsanto, o similares, en la Argentina, se convierte por acción u omisión en enemigo de lo intereses y la salud del pueblo. 

Desde el Foro Regional en Defensa del Río de la Plata, la Salud y el Medio Ambiente no sumamos a la Jornada Mundial de Lucha contra Monsanto destacando el gran legado del Doctor Andrés Carrasco y la lucha llevada adelante en el barrio Ituzaingó, de la provincia de Córdoba.

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