Incendios y deforestaciones en el Amazonas y demás ecorregiones de Latinoamérica. Declaración
DECLARACIÓN DE RECHAZO A LAS POLÍTICAS PÚBLICAS QUE POR ACCIÓN U OMISIÓN PROMUEVEN LA DESTRUCCIÓN DE LOS ECOSISTEMAS COMO SUCEDE CON LOS INCENDIOS Y DEFORESTACIONES EN EL AMAZONAS Y DEMÁS ECORREGIONES DE LATINOAMÉRICA
El sábado 24 de agosto, en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, un grupo de más de 50 investigadores/as de las ciencias ambientales de todo el territorio argentino, junto a legisladores nacionales, decanos y/o directores de carreras de universidades nacionales, personalidades de la gestión y organizaciones de la sociedad civil, nos encontramos para comenzar a conformar una «comunidad organizada» que trabaje, mancomunadamente, para el desarrollo de políticas públicas ambientales.
Las/os abajo firmantes, reflexionamos a partir de un diagnóstico simple: si continuamos dispersos/as las grandes corporaciones seguirán imponiendo sus intereses y criterios para el manejo del territorio, por lo que nos dirigiremos hacia la degradación total de nuestra justicia -y soberanía- socio-ambiental regional. Basta con mirar lo que está ocurriendo en el Amazonas; aunque, lamentablemente, la lógica se repite en otros ecosistemas de la región, con menor visibilidad mediática, como el Gran Chaco Sudamericano.
Enfrentamos, entonces, una crisis civilizatoria que pone en juego nuestra subsistencia en el planeta, principalmente debido a la fase actual que atraviesa el capitalismo -íntimamente asociada a la economía especulativa- y su extractivismo colonial-corporativo. Esta crisis es ante todo existencial (u ontológica) y sus soluciones deben empezar por ahí. Necesitamos revisar para qué estamos en el mundo, cómo queremos vivir y en qué ambiente queremos que cohabiten nuestros hijos y nietos. La explotación irracional de los bienes comunes naturales -bajo el falso paradigma economicista que los considera como componentes externos al sistema e inagotables- nos mata y empobrece, empeora la calidad de vida de todas las especies con quienes compartimos un único territorio, nuestra «Casa Común»; al mismo tiempo que deteriora todas las relaciones entre especies y espacios, incluyendo a las distintas comunidades humanas.
Así, con los incendios y la deforestación se deteriora gravemente nuestro horizonte existencial a futuro con el desplazamiento y muerte de las/os habitantes de los territorios arrasados por el fuego -muchas veces comunidades de pueblos originarios-; con la erosión de los conocimientos ancestrales que terminan desapareciendo con ellos/as; con la extinción de poblaciones de especies animales y vegetales únicas y funciones ecosistémicas que permiten, por ejemplo, la amortiguación del profundo impacto en los cambios en el ciclo de lluvias, en la capacidad de captación de gases de efecto invernadero, en la preservación del albedo terrestre y las temperaturas medias globales, en el mantenimiento de los nutrientes del suelo y la fertilidad de la tierra, y en el resto de los demás procesos ecológicos y atmosféricos esenciales para la vida del planeta.
No aceptamos el falso dilema del progreso como expresión única del crecimiento económico a cuenta de la devastación de la naturaleza ya que, como sabemos, traerá pobreza y mal vivir para todas/os en el mediano y largo plazo. La restauración de los ecosistemas afectados es costosa, compleja y, en muchos casos, inviable por la complejidad de los procesos que los constituyen. Transformar ecosistemas naturales como los bosques nativos, los pastizales o los humedales en tierra quemada -o arrasada- para cultivarla o para criar ganado, basado únicamente en la rentabilidad extraordinaria que se produce en el corto plazo y para beneficio de unos pocos, debe ser considerado un crimen socio-ambiental, porque afecta de modo directo o indirecto a toda la sociedad y a las futuras generaciones. Cuando defendemos los distintos territorios de los incendios, también estamos reclamando por detener la deforestación, por revertir las dificultades en el acceso público al agua potable y porque se detenga la contaminación con productos químicos que deterioran el suelo, el agua, la atmósfera; todas cuestiones que atentan contra la pérdida de diversidad biocultural.
Los ecosistemas como el Amazonas, Chiquitania, el Cerrado o el Chaco, entre otros, constituyen un patrimonio biocultural de todos los cohabitantes del planeta, más allá de que deban ser gestionados por sus Estados Nacionales, respetando sus soberanías. El actual modelo socio-económico se orienta hacia un desarrollo depredatorio de la naturaleza, a una escala nunca antes vista. Y cuando se depreda a gran escala, el efecto termina siendo no solo regional sino también planetario. Debemos tender a una visión colectiva, comunitaria e integrada regionalmente, ya que nosotras/os, los/as cohabitantes de Latinoamérica, queremos compartir tierra, aire y agua limpios, alimentos sanos y nutritivos, y una vida digna, con igualdad de oportunidades.
Por ello, repudiamos el daño profundo al ambiente, a todas/os sus cohabitantes (humanos y no humanos) y sus múltiples relaciones, y exigimos que nuestros representantes tomen medidas gubernamentales nacionales y regionales urgentes para pensar y promover el uso sostenible de los socio-ecosistemas a través de modelos socio-económicos alternativos al actual. Proponemos una nueva justicia socio-ambiental que nos permita sentirnos integradas/os en la naturaleza, repensar los sistemas de valores a modo de re-jerarquizarlos en función del buen vivir de los pueblos y de la sostenibilidad de los ambientes que cohabitamos.
Por orden alfabético, adhieren en primer instancia al comunicado:
Adrián Di Giacomo, Ana Elena de Villalobos, Andrea Long, Bibiana Vilá, Carolina Vera, Claudia Elizabeth Tomadoni, Daniel Fernández, Elke Noellemeyer, Federico Robledo, Flavio Quintana, Florencia Gómez, Gabriela González Trilla, Gabriela Mataloni, Germán García, Gustavo Lovrich, Haydée Pizarro, Hernán Dieguez, Hernan Hougassian, Javier López de Casenave, Jorge Pedro Núñez, José Paruelo, Josefina De Paepe, Juan Carlos Reboreda, Juan Emilio Sala, Juan Ignacio Túnez, Juan Vila, Laura Yahdjian, Leonardo Galetto, Luciana Staiano, Marco Favero, María Busch, Mariano Oyarzabal, Martín Aguiar, Matias Mastrangelo, Nora Madanes, Olga Suárez, Pablo Baldassini, Pablo Núñez, Patricia Carina Fernandez, Patricia Kandus, Rafael Grimson, Roberto Benech Arnold, Rubén D. Quintana, Sebastián Aguiar, Sebastián Bonnin, Sergio Lambertucci, Sergio Zalba, Silvia Révora, Valeria Sfara.
enlace: https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSfkFNLeXWhaQXNyKw8SihSJ75SOn04grCprOVbQ10wBqoGlBg/viewform