Obras públicas a la medida de los negocios inmobiliarios.
“Puerto Trinidad” avanza sus obras de la mano de funcionarios públicos, un empresario mexicano y la destrucción del medio ambiente.
El abandonado megaemprendimiento Puerto Trinidad ubicado en Plátanos, partido de Berazategui, paradigma del desastre ambiental en la región, vuelve a ser una opción inmobiliaria para aquellos que quieran vivir en countries o barrios cerrados, de la mano de millonario empresario constructor y funcionarios políticos nacionales y locales.
Como informó una brocker inmobiliaria a un interesado en comprar un terreno en dicho countrie, el multimillonario empresario mexicano de la construcción, Fernández Prieto, sería el refundador de Puerto Trinidad. Esa misma persona manifestó que no estarían ajenos a la obra el Ministro de Planificación Julio de Vido y el intendente local Patricio Mussi.
La “Ciudad Náutica” había quedado abandonada unos años después de su creación en 1998, jaqueada por deudas económicas y una gran cantidad de inhibiciones técnicas, producto de ser proyectada sin la aprobación de varios organismos provinciales.
Al parecer, el empresario y los funcionarios están decididos a hacer renacer de sus cenizas a dicho country y, para ello, la Municipalidad de Berazategui ya le abrió una calle –luego de deforestar la zona de especies centenarias y nativas, violando la ley de bosques-, que corre paralela a la costa, que une la calle 63 en Hudson con Puerto Trinidad en Plátanos. De este modo, la calle en cuestión se convierte en un dique que impide el paso del agua que inunda la selva en galería, los bañados y humedales existentes en la costa del Río de la Plata, en Hudson y Plátanos, condenando a la vegetación a la inanición hídrica. Además, para construir dicho dique-calle, las motosierras eliminaron decenas de árboles, hecho que fue denunciado por el Foro Regional en Defensa del Río de la Plata, la Salud y el Medio Ambiente, en Septiembre de 2014, ante el Organismo Provincial para el Desarrollo Sustentable (OPDS) de Buenos Aires, quien en febrero de 2015 se pronunció por la inmediata suspensión de la obra, debido a que la misma no contaba con el correspondiente estudio de impacto ambiental.
Uno de los emprendimientos más grandes de la región, con 336 hectáreas de extensión, la Ciudad Náutica tiene tres lagunas en su interior, logradas gracias a un monumental movimiento de suelos, que elevó la cota de la tierra en más de cinco metros, sin importar que se sepultara toda la flora y la fauna autóctona con millones de metros cúbicos de arena extraídas con dragadoras del Río de la Plata. Los bosques ribereños que se salvaron del enterramiento, por estar en zonas más altas, sucumbieron también a pura motosierras, tal como se puede ver en las imágenes tomadas en 1.999. y publicadas en un medio gráfico regional.
Por aquellos años, la prensa local daba cuentas de las asignaturas técnicas pendientes de Puerto Trinidad ante el gobierno de la provincia de Buenos Aires: no se presentaron Estudios de Impacto Ambiental ante la Secretaria de Política Ambiental, ni se obtuvo ningún permiso de la Dirección de Hidráulica por las tres lagunas, ni tampoco existía una autorización de las direcciones de Geodesia y Planificación Urbana, dando el visto bueno al emprendimiento.
La Ciudad Náutica estaba proyectada para albergar 500 viviendas multifamiliares, 1850 lotes unifamiliares, un área educativa para dos mil alumnos además de sectores deportivos, sociales y comerciales.
Las tres lagunas –dos de 70 mil metros cuadrados de superficie y una de 50 mil- y un puerto para 600 embarcaciones fueron promocionados como el lugar ideal para realizar prácticas deportivas náuticas, aunque sin aclarar nunca que las aguas del Río de la Plata están seriamente contaminadas por los desechos industriales y cloacales que se arrojan sin tratamiento alguno.
Lo que empezó con un ecocidio ambiental como es sepultar con cinco metros de arena a toda la zona ribereña de Puerto Trinidad, terminó con una suspensión de las obras y de la comercialización del predio. Ahora, en manos de políticos y empresario de la construcción, se revive la idea, potenciada por el flamante acceso de la calle 63 realizado con fondos de Vialidad Nacional y el Municipio de Berazategui, violando leyes de bosques y directivas de la OPDS de suspender las obras.
En definitiva el murallón de más de tres metros de alto y el camino costero, más alto aún de su nivel original, actuarían como un dique de contención para evitar que se inunden –por las crecidas del río- todos los emprendimientos inmobiliarios planificados para la región.