El gigante Mandela se sacrificó por la dignidad de la humanidad
Nelson Rolihlahala Mandela, Tata para el pueblo sudafricano, nació en Mvezo, Unión de Sudáfrica, el 18 de julio de 1918 y murió este 5 de diciembre de 2013 a los 95 años.
Estuvo 27 años confinado en prisión, 18 de ellos en el presidio de Robben Island , tras una condena en 1964 a cadena perpetua por “sabotaje y complot contra el Estado”.
Cuatro años después de ser liberado, en 1994, se convirtió en el primer presidente negro de su país, tras haber ganado en 1993 el premio Nobel de la Paz.
Fue presidente de Sudáfrica de 1994 a 1999 y dedicó su presidencia a llevar justicia a un pueblo dividido por tres siglos de dominación de la minoría blanca.
Madiba es un ejemplo de lucha para los pueblos latinoamericanos. Se fue un hombre que nos enseñó a luchar por esa Justicia que en estos días escasea.
Para honrar su memoria hay que continuar, junto a muchos, luchando por salvar la madre tierra de los embates de las multinacionales que se quieren llevar o contaminar nuestros recursos naturales, es luchar contra los basurales que enferman a nuestros pibes, es luchar por defender los espacios verdes, el agua, el aire, es luchar por la vida contra el saqueo. Así, como nos enseñó Mandela, con las fuerzas de la convicción para superar las barreras.
