El debate científico sobre el electromagnetismo llegó al Congreso de la Nación
El jueves 14 de mayo se dio un nuevo paso en la batalla contra la contaminación electromagnética. Esta vez fue en busca de llevar los resultados de la realidad a los Diputados de la Nación, para impulsar la discusión del proyecto de ley que se desde hace años se encuentra durmiendo el sueño de los “injustos” en la Cámara baja. Anteproyecto de presupuestos mínimos de protección a los campos electromagnéticos, que fue presentado por la Diputada Victoria Donda, acompañada por una decena de legisladores de diferentes bancadas política.
En esta oportunidad, se presentó -ante un grupo de asesores de las Comisiones de Ambiente y Salud- el Estudio sobre el impacto de los campos electromagnéticos de frecuencia extremadamente baja de redes de distribución y sobre el perfil de salud en conglomerados urbanos de alta densidad poblacional, realizado por la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de la Plata.
Se trata de un estudio epidemiológico multipropósito analítico transversal, comparando las poblaciones que habitan alrededor de las subestaciones Sobral (Ezpeleta) -donde hay 170 muertos por los efectos del electromagnetismo- y Rigolleau (Berazategui), en esta investigación se demuestra que el riesgo de contraer enfermedades serias y/o terminales es mayor en aquellas poblaciones que se haya sometidas a los efectos del electromagnetismo.
El estudio fue realizado comparando dos poblaciones, a través de muestras aleatorias y en dos barriadas diferentes que a los fines de la investigación resultaban ser comparables entre si, por no presentar diferencias significativas en las principales variables.
Una vez más en el auditorio causó gran impacto escuchar la explicación, que surge del estudio, que hay preponderancia de fallecimientos de cáncer en las inmediaciones de la subestación eléctrica Sobral. Concretamente el trabajo determina que en esta población la probabilidad de contraer cáncer el 6,78 veces mayor que la población control (Rigolleau).
La doctora en Ciencias Químicas Leda Gianuzzi y la Lic. en Comunicación Social Vanesa Salgado (integrantes del equipo que realizó el estudio) pusieron en manos de los colaboradores de los diputados presentes los elementos que demuestran una mayor prevalencia de mortalidad en las poblaciones expuestas, en forma prolonga y sostenida, al electromagnetismo.
La batalla contra este flagelo silencioso, casi fantasmal, será prolongada y tan difícil como todas aquellas que deben enfrentar la alianza de las multinacionales con los gobiernos de turno. Pero los pasos dados en sacar del agujero negro del desconocimiento en que se encontraba los riesgos del estar sometidos a los efectos del electromagnetismo han empezado a marchar en distintos puntos del país y ya están presentes en los lugares en los que se deben crear las políticas públicas.
Ya se han acumulado importantes estudios que demuestran que la exposición permanente (por más de 8 hs. diarias) a las radiaciones electromagnéticas por encima de 0,3 microteslas generan riesgos de enfermedad y muerte.
Pero aún, la necedad o la complicidad de los gobiernos con las multinacionales de la electricidad siguen negando esta realidad incontrastable. Es hora de que se realice un debate a nivel científico entre todas las disciplinas involucradas para poner a nuestro país a la altura de las circunstancias, siguiendo a otros que ya han adoptado las medidas de prevención indispensables.
La electropolución o contaminación electromagnética es un fenómeno global, relativamente nuevo, donde el despliegue de tecnologías y fuentes de energías exponen en forma permanente a las personas a nuevas y distintas fuentes de energía que generan campos electromagnéticos. Este fenómeno de la electropolución aparece en lo que se llama la “era de la industria y de la información”.
Por tanto, estamos ante un fenómeno que se lo estudia mientras el mismo se desarrolla. Es por ello que existen zonas densamente pobladas donde conviven a la vez, varias fuentes de emisión de ondas electromagnéticas, como torres de alta y media tensión, trasformadores eléctricos, sub-estaciones, antenas de telefonía celular, los teléfonos móviles e inalámbricos y hasta el sistema de Wi-Fi. Y en el medio de esa telaraña invisible de distintos campos electromagnéticos, las personas…
Sobre ello hay que actuar y el Estado en todos sus niveles no puede seguir mirando para otro lado y manteniendo una norma técnica (77/98) que mantiene el valor de 25 microteslas, cuando la ciencia ya ha demostrado en varios países que estar sometido a esos valor es altamente peligroso para la salud humana. Realidad que también tiene en cuenta la Organización Mundial de la Salud en cuanto al riesgo de contraer leucemia infantil.
Volvemos a poner en manos de nuestros lectores el texto completo del estudio realizado en la Facultad de Ciencias Exactas. haga clic aquí para descargarlo
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