Aporte a la discusión sobre la importancia del ecosistema integrado por el río, bosque nativo, selva marginal y humedales
En la Argentina los bosques nativos están en retroceso: desde 1990 se perdieron 7,6 millones de hectáreas (el equivalente a la provincia de Formosa). Además, nuestro país está noveno entre 234 países que menos cuidan sus árboles nativos según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y registra una pérdida anual de 180.000 hectáreas de masa boscosa.
En la zona ribereña, donde se construye el murallón de la discordia, existe la selva marginal más austral del mundo, que fue formada gracias a las semillas trasportadas por los ríos Paraná y Uruguay hasta las costas bonaerenses. Las dos crecientes diarias que tiene el Río de la Plata, son las que inundan la costa y sedimentan las semillas trasportadas por el río, conformando la selva, los bosques ribereños y los humedales como los sitios de más biodiversidad que posee la provincia de Buenos Aires.
Allí se da una asociación entre especies vegetales que se denomina hidrosere (hidro: agua; sere: etapa de una sucesión) que está sujeta a los pulsos del río y al grado de inundación que presentan. Por tanto, dicho ecosistema debe considerarse como un todo: río, bosques, selva y humedales interaccionan entre si y dependen uno de otro, forman parte del mismo ecosistema.
Además del alto valor natural y ambiental, posee un alto valor paisajístico, debido a los distintos escenarios naturales que alberga.
Por lo tanto, la construcción de un murallón que se eleva unos cuatro metros sobre el nivel del río constituye una barrera infranqueable para que las dos inundaciones diarias que tiene el río lleguen hasta la selva, el bosques y los humedales, condenando al ecosistema a la muerte por inanición hídrica.
Además, dicho relicto selvático y boscoso, no se regenerará ni se reproducirá jamás, ya que el agua no bañará las costas con sus semillas, porque el murallón se lo impide.
Una porción de la selva marginal está declarada “reserva” (Ordenanza 2131 del HCD de Berazategui, en 1991), al mismo tiempo que la secretaría de Cultura presentó un pormenorizado estudio denominado “Programa integral de uso y manejo de la Reserva Natural de la Selva Marginal de Hudson”, donde se contempla destinar espacios para aplicar proyectos de investigación científica, educativa, recreativa, turística además del desarrollo hortícola forestal de la zona”.
Por su importancia, el “Programa integral de uso y manejo de la Reserva Natural de la Selva Marginal de Hudson” fue presentado en la Cumbre de Río o Eco ’92, siendo uno de los 100 proyectos aprobados, tendientes a preservar y utilizar los ambientes naturales de un modo no agresivo.
La idea integra el libro “Nuestras propias soluciones: 100 testimonios para Eco ’92”, aprobado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Ambientales y la Unesco.
La Selva Marginal y el bosque nativo de Hudson aporta a la sociedad beneficios ambientales:
Los bosques nativos/selva toma dióxido de carbono y elimina oxígeno puro en una zona densamente poblada y en proceso de continuar poblándose.
El ecosistema integrado por humedales, bosques nativos/selva marginal y el río, son zonas de máxima biodiversidad de la provincia de Buenos Aires.
El ecosistema en su conjunto es el relicto de selva más austral del mundo.
Posee una diversidad de geografias naturales lo que la convierte en sitio de alto nivel paisajístico.
¿Y qué aporta un humedal… cuál es el beneficio ambiental que brinda su existencia?
Los humedales regulan los procesos hidrológicos y ecológicos de una región, donde convive una gran diversidad biológica. Junto con el bosque ribereño y el río, conforman un mismo ecosistema. Almacenan agua superficial y actúan en la recarga y descarga del acuífero Puelche, ese río subterráneo y semi confinado desde donde la Municipalidad de Berazategui extrae el agua que toma todo Berazategui, a excepción de El Pato, donde en pleno siglo XXI su población no cuenta con agua corriente de red.
Los humedales actúan como una esponja, previniendo y mitigando inundaciones, además de ser zona de recarga y descarga del agua subterránea. Las plantas y los suelos de los humedales poseen la particularidad de eliminar las altas concentraciones de nutrientes tales como el nitrógeno y el fósforo, jugando un papel fundamental en los ciclos de la materia y el mantenimiento de la calidad de las aguas a través de la retención, transformación y transporte de sedimentos, nutrientes y contaminantes.
Este proceso es importante porque permite prevenir el agotamiento de oxígeno, por el rápido crecimiento de plantas y algas y el arribo de nutrientes a las aguas subterráneas u otras fuentes susceptibles de ser aptas para el consumo humano; como es el Río de la Plata en donde están instaladas las tomas de agua de las Plantas Potabilizadoras Manuel Belgrano en Bernal (Partido de Quilmes), de donde se extrae el agua para consumo de millones de habitantes.
Además, los humedales tienen efectos microclimáticos y macroclimáticos beneficiosos por evapotranspiración que mantiene los niveles locales de humedad y de precipitaciones pluviales, además de ser reguladores de temperatura evitando la elevación de la misma, lo que los técnicos comparan como los “aires acondicionados naturales” de los centros urbanos. Los humedales son un elemento vital de la respuesta a la crisis del agua por constituir una fuente vital de cursos sanos y sostenibles a largo plazo.
Según la Convención Internacional sobre Humedales (Convención de Ramsar) un humedal es “una zona de la superficie terrestre que está temporal o permanentemente inundada, regulada por factores climáticos y en constante interrelación con los seres vivos que la habitan”. Se consideran humedales, a “las extensiones de marismas, pantanos y turberas, o superficies cubiertas de aguas, sean éstas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces o saladas” que “podrán comprender sus zonas ribereñas o costeras adyacentes”.