24 de junio: Día Internacional contra la contaminación electromagnética.
Esta contaminación la produce la exposición continua a campos electromagnéticos que provienen principalmente de dos fuentes, por un lado las líneas de alta tensión y subestaciones eléctricas y, por otro, de las antenas de telefonía móvil y sistemas de telecomunicación.
A pesar de las luchas populares y la cantidad incontable de estudios científicos que prueban los efectos perniciosos de los CEM para la salud humana continúa la instalación, anárquica, en centros poblados, de las subestaciones eléctricas, el tendido de redes y la instalación de antenas de telefonía celular.
La instalación de nuevas subestaciones eléctricas -Rigolleau en Berazategui- o la ampliación de la potencia instalada en otras (Primavera, Sobral, etc.) no han producido ninguna mejora en el servicio eléctrico domiciliario, tal cual lo advertimos en su momento. Son cientos los hogares que permanentemente están sin electricidad por varios días seguidos y que se repite en el tiempo.
Al estudio epidemiológico realizado por un grupo de profesionales de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP (basados en analizar la realidad de la Subestación Sobral y su comparación con la SE Regolleau) y los proyecto de Ley presentados en la Cámara de Diputados de la Nación y el Senado bonaerense, se sumó la actuación de la Defensoría del Pueblo de la Nación advirtiendo la necesidad de actualizar las norma 77/98 del Enre y recomendando la aplicación del principio precautorio. Las presentaciones en el Parlamento nacional y Legislatura bonaerense fueron cajoneadas por los bloques mayoritarios tanto del actual gobierno como del anterior. Las recomendaciones de la Defensoría fueron desconocidas.
En aras del progreso se niega a la ciencia y la experiencia de la gente que sufre las consecuencias del electromagnetismo, mientras tanto los gobiernos miran para otro lado y se sigue privilegiando los interese de los que más tienen.